miércoles, 11 de junio de 2008

cuéntame tu vida


Alguna otra vez habité el número 18 de esta Rue en el Quartier Judío de Le Marais, mi barrio preferido en París.

En la entrada reza una placa que me estremeció desde la primera vez que la leí. En mi edificio vivía un muchachito de 16 años que fue tomado por los Nazis y arrastrado hasta morir en un campo de concentración. No recuerdo el nombre aunque sería importante y hermoso haberlo hecho en honor a su juventud. Tenía sólo 16 años.

Las escaleras del número 18 crujían artriticamente desde sus viejos cimientos sonando en cada peldaño. Por la intensidad, velocidad, y sonido de esos pasos yo podia hasta imaginar si era un joven estudiante francés llegando tarde, o una señora mayor con su baquette, o Clarisse con su petit chien, o algún sujeto al que imaginaba temible.

Algunas noches yo fantaseaba en soledad y no, con las historias ocurridas allí.
Sé que, a los meses de mi partida, el studio lo ocupó un estudiante japonés. Fue todo lo que pude averiguar.
Habrá sido feliz? Habra llorado en el sofá en el que dormíamos? Qué habrá escrito en el corcho que sostenía la vieja salamandra. Habra escrito al amor?

Yo sí, yo fui simplemente feliz allí, comiendo castañas tostadas y buen vino si alguien lo traía, y recortando papeles y escribiendo sin parar y muriéndome de frío a veces y de risa siempre.
Una noche, la primera con él, me ofendí cuando quiso besarme en el umbral con mi espalda pegada contra la minúscula sinagoga, la segunda ya no. Habrá sido el miedo a ser observada por la ortodoxia durmiente o el temor que produce el atisbo amoroso, ése que derrite huesos y ropa ....

Años después me ocurrió lo mismo cuando abandoné una casa en la costa de California, le dije al nuevo habitante: "Te la dejo llena de felicidad!" y cerré aquella puerta de Willow St. con la certeza mortal de no volver a entrar jamás.


Hoy retomé el pensamiento de las vidas pasadas en el F, segunda escalera, del 18 de la rue des Ecouffes, pasando la pequeña sinagoga de la entrada.

Tal vez pronto pase por allí, necesite golpear en el “F”, y preguntar descaradamente al abridor de aquella puerta azul: “Me cuentas tu vida?”

No sé de nadie que lo haya habitado antes, aunque por la edad del edificio debieron haber sido muchos. Sólo sé de aquel muchachito judío que un día desgraciado fue arrancado miserablemente del 18 y de sus 16.

9 comentarios:

Jirafas dijo...

un sacudon intenso, mary.
lindo leerte.
besos

Anónimo dijo...

Me dejaste pensando. No se si fui fliz en algun lugar, alguna vez

He sido feliz tan fragmentariamente que no puedo ubicarlo con un lugar ausente de infelicidad

¿me explico?

Mari Pops dijo...

Brasil, te entiendo y estoy de acuerdo.

Mi felicidad iba teñida de libertad en París con todo por aprehender y con algunos amigos y algun romance.

El secreto de tu comentario es que me fui a tiempo.

Igual y siguiendo mi tono nostalgico cada vez que vuelvo a la cité de la lumiere me meto en el edificio y llego hasta la puerta. Podes creer?

Mari Pops dijo...

jirafas pudiste escuchar? gracias por pasar.

Anónimo dijo...

Querida: mi barrio favorito seguira siendo el Quartier Latin, pero el año pasado Le Marais estaba tan, tan bello....Me impresionó especialmente una confitería/ bar/vivero, a metros de La Siene.
Me identifico tanto con tus palabras, recuerdo mis 20 años solita en mi cuarto de Rue de Sommerard, el Pariscope en mano y en la panza unos ruiditos muy parecidos a la felicidad.

La condesa sangrienta dijo...

Nunca sentí necesidad de volver a los lugares donde fui feliz. Debe ser porque los llevé conmigo.
abrazo de fin de semana!

Anónimo dijo...

Yo no necesariamente regreso adrede a este lugar. De todos modos y especialmente en ese edificio imaginé algunas vidas pasadas por alli, en el corazon de Paris.

Nosotros hacemos lugares?, vamos dejando huellas?, los lugares nos acompañan,?

A nivel geografico empece a tener una vida activa hace 16 años, y salteadamente un poco antes, y mudandome y abriendo casas y cerrandolas, y empezando pequenios capitulos en mi vida.

Una más en una cadena ...

Mirma, que lindo es siempre recordar Paris auqnue haya sido en un cuartucho

gracias chicas

Anónimo dijo...

Bellìsimo, Mary.

Y muy inquietante la reflexiòn con Brasil vinculando los recuerdos felices con "saber salir a tiempo".

Muy rico todo.

Anónimo dijo...

Le contesto aquí, ya que usted me dejò un mensaje en un sitio igualmente reservado .

La incluí en el mail avisando la "reapertura" de mi blog porque me pareciò que le interesaría. O por lo menos me gusta que le interese.

Le agradezco la respuesta, sinceramente.

beso