viernes, 31 de julio de 2009

mascarón de proa

pintado por Mary Poppins
"...Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo."
Pablo Neruda

miércoles, 29 de julio de 2009

quién dice debe ser así!!!


Hace unos meses fui a ver "Revolutionary road" de Sam Mendes
Sobre la pelicula, actuaciones, adaptacion de Yates etc, no agregaré mucho más.
Me pareció excelente. De todos modos intento ir al contenido.
Recomiendo que no se vea con vuestras parejas.

"Somos como todo el mundo"
"Caimos en el mismo ridículo delirio"
"Esta idea de que hay que settle down, resign for life ..."

"Quiero sentir"

"Un hombre solo tiene un par de oportunidades en la vida. No faltará mucho para que se de cuenta en como se convirtió en uno de segunda"

y tal vez la mejor:
"Who made these rules, anyways????"

lunes, 27 de julio de 2009

-Antonia, me parece-

- Betty, la vieja tiene que tomarse un ponchada de medicamentos, la obra social ya no los cubre y no se puede seguir bancando estos gastos con lo poco que nos pagan las otras familias en este geriátrico- rezonga mientras se baja al pecho los anteojos de lectura con las manos llenas de papeles -¿Cuándo fue que la trajeron? Hace un montón, no?-
- Sí, ya hace 4 años que un sobrino ñieto la largó acá y nunca más volvió. Yo no puedo más, tampoco la vamos a tirar a la calle. Yo que ella preferiría estar muerta, te digo.
- Es ésa enfermedad de mierda, la de la locura alemana.
- Dirás Alzeheimer, Matilde- corrige soberbiamente la otra.
- O como se llame. Por este mes nos alcanza pero, y el que viene, Betty? ¿Qué hacemos con la vieja si tenemos que comprarle los remedios? Yo te juro que no como! Es ella o nosotras.
- Y yo tengo mis cuentas. Así no se puede seguir. Me da pena pero, mirála si no entiende nada. Mirála, está viejita, viejita, e ida. Che, ¿qué hacemos?- intimida Betty.
- Si le apuramos las dosis todas juntas de este mes quedamos cubiertas con la obra social. Nadie preguntará.- responde Matilde -Si ya sé, no pongas esa cara, qué se le va a hacer!!! . Por ahí hasta le hacemos un favor. Los locos terminan con los inocentes pegados a Dios, sabías eso? -termina persignándose sobre el viejo delantal-.
- ¿Cómo se llama la vieja? -
-Antonia, me parece-.

Antonia las escucha mientras mira un gorrión al que sabe que felizmente pronto tocará…

jueves, 16 de julio de 2009

Fado para reconocer un amor en la Alfama

( a vos) Tarde.



Sucumbió facilmente al encanto de la Alfama. Aún hoy guarda el gusto por los lugares más antiguos de las capitales que visita.
El dinero en ese entonces tampoco desbordaba, y ofrecía entre las opciones europeas de estudio y escape casi la única oportunidad.

... La Alfama, el viejo rincón de Lisboa, quieta, retorcida, calurosa, detenida como un domingo. Allí, hace algunos años ya, ocupó ella un cuartucho propio de estudiantes en un edificio naranja desteñido. El cuartucho apenas le dio lo necesario para saberse por primera vez libre.
El verano es insufrible en la Alfama, apenas se sacude por la levedad de las ropas tendidas, por el triste suspiro de su fado, y por sus flores ardientemente trepadoras.

La excusa para la estadía era el estudio del arte. En realidad buscaba el arte de la libertad, el arte del amor, el arte de la soledad, no de la historia del arte, pero eso era lo que los folletos ofrecían, y lo otro no lo supo hasta mucho después.

Se conocieron en el cursillo que explicaría “Introducción a la Historia del Arte I” para los que prestaran atención.
Los pelos largos de él, su desaliñado aspecto, la misma música, los Marlboro, los rulos de ella, sus pechos, su andar y poco más los unieron. A esas edades lo único necesario son las diferencias anatómicas, el deseo, y la risa.

El subía con pretextos las terribles subidas y caracoles de la Alfama para visitarla, para traerle unos duraznos del mercado y pelárselos casi en su boca, ella acompañaba el escenario vistiendo lino blanco casi a diario y una pulserita de mostacillas que femeninamente le colgaba de su tobillo dorado. Se reían a veces, hasta que él empezó a hacerles los firuletes correpondientes al amor de alturas, los mismos firuletes que adornan las bonitas rejas de la Alfama y los mismos firuletes de la pasión y los de la arquitectura colonial.

Los estudios académicos no avanzaban, ni los de él, ni los de ella. Los otros sí. Ella nunca aprendió mucho, aunque lo intentó y llegó incluso a obtener algunos títulos, pero al final olvidaba prontamente lo que leía deduciendo que el hecho en sí del estudio la apartaba de la vida.

Así, él apareció en el momento y con la excusa perfecta para abandonar los motivos que arrastra el aprendizaje formal por los del arte de amar. Asi, ella envuelta en algodones blancos abrió la ventana y con el viento que sopla desde la verde Sintra voló los papeles del arte y empezó la rutina sonriente de cambiar sábanas a diario...

Muchas tardes el calor le quitaba hasta las ganas de él, y prefería quedarse sola, más lenta, sonriente, disfrutándose y completamente libre como una eximia oda al viento aprendiendo el arte de la libertad y de la soledad gustosa.

Otras, él entraba con los melocotones de la estación, se los pelaba en la cama, y se los goteaban mutuamente sabiéndose jóvenes. A veces, él derretía las agujas del tiempo con el calor de ese verano portugués, y sin ventiladores siquiera se revolvían los cuerpos entre frutas y demás sabores. A veces ella, generosamente le mimaba los pies mientras de refilón esperaba que una brisa se colara por las ventanas del cuartucho de la Alfama. Otras, le invitaba a salirse y a dejarla en su novata soledad para poder abrir las ventanas e inhalar libertad.

Ella era parte de él, ella era todo de ella. El empezaba a ser nada sin ella, ella empezaba a ser todo para él.

Y así pasó el verano sin aprender arte, portugués, y sin reconocer el amor del caracol de la Alfama.

Parece, pensaron unos que el amor de él fue mayor cuando ella lo despidió y él se cruzó tristemente la bandolera batik y enfiló hacia abajo las barrancas del barrio con un Marlboro en la boca.

Más tarde, bajaría ella también las mismas barrancas y firuletes de la Alfama vestida de blanco, con la pulserita en el tobillo, y oliendo su piel todavía a melocotón.

.............

Veintún años después, ella lo recordó recordando hasta su nombre, y ahora desde la vecindad emprendió un mini viaje en soledad hacia Lisboa. Recorrió la Alfama después de tanto tiempo, no era verano, no importaba mucho para la recreación mental del amor pasado. Se alojó adrede en un cuartucho similar, pudiendo pagar esta vez algo mejor, y se sentó en una camita de una plaza después de abrir las ventanas.

Necesitó 21 años para reconocer un amor, sólo 3 días en soledad, el mar picado de la bahía lusitana, un libro de Neruda que colaboró en el proyecto, un 1/4 de melocotones, y un poco del viento libre que llega siempre desde Sintra.

lunes, 13 de julio de 2009

entre la gente, entre la gente ...




Un senior me para en el Colegio Público de Abogados hace una semana diciéndome -Te acordás de mí?
Después de un minuto -Carlos!!!-
Carlos G. L. fue mi primer novio a los 15 anios. El chico de Ramos, mis 3 lectores recordarán, bueno ése. El de ramal Oeste. El que hacía surf en Mar del Plata. Muy lindo!

Del refrán donde fuego hubo cenizas quedan, soy la excepción. Me invito a comer
.

Me dio mucha alegría encontrármelo. Con él bailé mi primer lento y tuve mi primer beso (sin lengua). Siempre le guardaré carino. No comeré con él.

...

Hace 4 tardes y después de intentar frustradamente de tomar el peor café del mundo en La Boutique del Libro, cruzo la Juan B. Justo y por Honduras me meto en Eterna Cadencia. Ahi ví varios libros de bloggeros conocidos. Felicitaciones a Miss Pola, Linkillo, e Incardona agarrándose la cara con todo el expresionismo alemán)
Volviendo... salgo, camino algunas calles y paro un taxi rendida ante el frío nocturno. La calle ya oscura , el taxista desde adentro me abre la puerta, me siento, le indico mi destino.
Responde -Hola L...- mi verdadero nombre. Que susto! no tengo un nombre muy común. Agarré la manija de la puerta no sé muy bien para qué. Pensé en esas peliculas de tramas FBI, CIA, ETC y yo de protagonista ...
-Disculpe ...-
-No te acordas de mí?-
No era que no me acordara, no lo veia, era una calle muy oscura y solo veía unos ojitos grises reflejados en un retrovisor todo torcido.
Cuando voy en un taxi y si el taxista me habla nunca sé si debo mirar al cuerpo parlante o al reflejo del retrovisor....
Volviendo again ....
-Soy Gerardo, Gerardo R....-
Novio #2. Gerardo, ése que me dio una serenata de saxo (o más bien practicaba las clases que tomaba)) por Avenida Rivadavia. Un día me tocó el timbre y me dijo -salí al balcón- allí estaba él con su saxo y sus rulos preciosos practicando lo aprendido.
Que lindo era.! Tambien tocaba la batería y tenia un grupo con Fabián, Andrés, y tocaban algo de Spinetta que decía -entre la gente, entre la gente
quiero verte bailar-

Paró el taxi, giró, lo reconocí. Tomamos un café y nos reseniamos el resto de nuestras vidas desde aquellos conciertos. Lo pasó mal. Puso un supermercado en Villa del Parque, le abrieron a los meses un Coto a la vuelta, después se fue a Italia unos anios, volvió, extranaba, no tuvo una pareja mas larga que 5 meses, no tuvo hijos, padeció una depresión a los 30 y ahora maneja su taxi. Cada tanto toca la batería.
También le conté de mí.
Como con Carlos (novio #1) no se cumplió lo de ... donde fuego hubo, cenizas quedan. Sin embargo algunos sentimientos afloraron con Gerardo, cierta melancolía y ternura. Nos miramos. Me gustó verlo, a él también. Después me quedé bastante triste.


Me sorprendió que me pasara esto en una semana.
Mi mamá me dijo: -Porque vos vas siempre tranquila caminando por la calle. Vas viendo ...-

domingo, 5 de julio de 2009

kilim


Abro los ojos a medias mientras un perro ladra, parece ser por Guatemala. Disfruto la soledad, no siempre fue así. Hoy sí.
El kilim a mis pies me indica con sus colores pálidos que el lugar es correcto. Y sí lo es. Hoy sí.

Soñé con sus piernas enormes haciéndome moños anoche. Tus piernas de hombre lejanas y de vaquero se me insinuaron en la noche.
Ayer tus piernas se me metieron por acá y me enredaron. Asi dormís vos, yo del lado derecho, de costado y arrastrada con la almohada entre mis piernas y yo de almohada para vos, siempre fui tu almohada de carne.

Soñe con tus piernas, porque tus manos, también lejanas, jugaron tramposamente sobre mí antes del sueño.

La húngara habló de Nueva York. Por las diapositivas el ambiente estaba a oscuras, fue mejor, asi evitaba el bochorno de mis lágrimas mientras en el Rockefeller Center nos dábamos los mejores besos and "The Blue Note"" nos recibía felices en el Upper West.

Ella me sigue mostrando NY aunque aclara que traerá más material la próxima semana.

Te veo en esas fotos, en cada una. Que frío hacía!
Nothing like spending Chritsmas in NY. Everybody knows that.
Los segundos moños fueron allí y las primeras trenzas en París.
-Así cualquiera - decían muchos.
Tus manos salen de la pantalla de la húngara para abrazarme desde atrás con esas manos enormes y protectoras. Siempre me abrazas así, siendo el doble de mi.

De lejos el kilim me cuenta un motivo, me da su razón. De cerca pierde sentido, lo siento rugoso, complejo. Maldita paradoja impresionista.
Piso el delicado kilim. Noto su entretejido, pienso en lo complicado de vivir, en la trampa de la pasión.

Es curioso.
No hay nada como el amor, ni la cultura, ni la politica, ni el paisaje, ni la poesía, eso se busca cuando no hay cuerpo para el amor.
Se debería volver a lo primario, a la mirada, al buen trato, a la sonrisa, a la piel.
Y dejar la metafísica donde debe estar, en la más puta y polvorienta soledad de las palabras.


mientras, Astor me revienta el corazón con sus "Tristezas de un doble A"