Un fama descubrió que la virtud era un microbio redondo y lleno de patas. Instantáneamente dio a beber una gran cucharada de virtud a su suegra. El resultado fue horrible: Esta señora renunció a sus comentarios mordaces, fundó un club para la protección de alpinistas extraviados y en menos de dos meses se condujo de manera tan ejemplar que los defectos de su hija, hasta entonces inadvertidos, pasaron a primer plano con gran sobresalto y estupefacción del fama. No le quedó más remedio que dar una cucharada de virtud a su mujer, la cual lo abandonó esa misma noche por encontrarlo grosero, insignificante, y en un todo diferente de los arquetipos morales que flotaban rutilando ante sus ojos.
El fama lo pensó largamente, y al final se tomó un frasco de virtud. Pero lo mismo sigue viviendo solo y triste. Cuando se cruza en la calle con su suegra o su mujer, ambos se saludan respetuosamente y desde lejos. No se atreven ni siquiera a hablarse, tanta es su respectiva perfección y el miedo que tienen de contaminarse
"La cucharada estrecha" de Julio Cortázar
miércoles, 30 de marzo de 2011
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8 comentarios:
Genial!
Besos.
La fama es puro cuento...
marina: siempre me fascino este cuento. Primero porque creo que Cortazar lo debe haber escrito en 5 min. Despues xq se nota tan ligero, tan libre en su manera de escribir, tan seguro de si, tan unico ...
Tambien me gusta por la moraleja que encierra y porque me recuerda a un fama que me encanto un tiempito
Condesa: que bien juega Usted siempre con las palabras!
A mi me fueron mas siempre los cronopios
Mordaz e inimitable, Cortázar.
Saludos.
Cuando lo leimos, de adolescentes, nos creimos cronopios pura raza. La vida despues te va mostrando que tenés un fama (tambien) adentro...
El que este libre de fama que tire el primer cronopio...
y de un ingenio inconfundible Rob
Como usted dice, Johnny, yo tambien tengo un fama dentro.
Pero en lineas rectas -diria un fama- yo soy mas chica cronopia.
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