Razpunzel

Ella se desplaza entre objetos preciosos por los que caramente ha pagado un precio. Todo es bello a su alrededor, casi hasta ella misma. Ella deglutida en una cápsula sin aire, ni ventanas.
El cielorraso de las habitaciones del palacio de Razpunzel descienden lentamente cada año como las tierras venecianas, anunciando derrumbe. Nadie se lo comunica pero ella, Razpunzel, sabia princesa lo sabe.

Y sonríe falsamente y recibe mandatarios y ama en secreto y busca aire a veces y lo encuentra a veces y a veces no, generalmente no.
Y las más veces Razpunzel llora atrapada entre brocatos y oscuridades y candelabros barrocos y espera, mirando un reloj alemán, que su pelo crezca un poco más hasta alcanzar la suficiente longitud que le permita coletear desde algun balcón ante el despiste de su corte.

Esperemos que no olvide su ilusión, destiña su belleza y pisotee su sueño para morir enredada entre sus pelos sin saber porque.