lunes, 1 de diciembre de 2008

Black Friday


El viernes después de Thanksgiving se realiza en los Estados Unidos las rebajas más prometedoras del primer mundo capitalista. A este dichoso día se lo conoce como “Black Friday”.

Ayer leí en un “X Times” a las apuradas una noticia que me siguió picando durante el día: creo que ocurrió en NYC; cuando se abrieron las puertas de unos grandes almacenes las multitudes ansiosas de más, “mataron” al agente de seguridad del comercio en cuestión.

Sería muy fácil criticar al gigante imperialista y hacerlo cuasi responsable del fenómeno. Lo mismo podría darse en cualquier lado si cupiera la posibilidad de tan increíbles descuentos. El análisis intenta más.

El tsunami asesino “liquidó”, nunca mejor dicho, a una persona el Black Friday pasado. Por qué corrían esta gente?, qué era lo que tan desesperadamente intentaban adquirir a mejor precio? Detrás de qué sus cuerpos atraparon a una persona de forma tan desquiciada.

Triste
Triste la muerte de una persona y más la desperación de tantos corriendo detrás de algo.

Pero, qué hay detrás del acto de poseer?
La palabra consumismo es un término que se utiliza para describir los efectos de igualar la felicidad personal a la compra de bienes y servicios o al consumo en general. El caso es ejemplificado por la frase cuanto más consumo, más feliz soy. Ahora, muéstrame la felicidad que adquiriste a tan bajo precio
Hay algo de satisfacción en el momento posesivo, como en la cópula, se arranca del afuera algo que integrará nuestro lote de “vacíos” numerosos.

La video digital me cuenta quien soy, el teléfono celular última cilindrada me explica mi silencio, el televisor de plasma me devuelve el respeto que necesito, el notebook me acaricia, la remera turquesa me abraza el cuerpo, unos aros de piedritas me susurran lo que espero, los parlantes aquellos me escuchan interesados, el audio de Panasonic me habla de amor.

Sino es así, porque compramos tantas cosas compactas, prácticas e idiotas revolcados en una marabunta infecta de cerebros planos abriendo la boca deseosos y jadeantes de más.

Una preguntita señor, Usted, sabe en dónde se vende lo que en verdad necesito?

27 comentarios:

Dante Bertini dijo...

si no existiera la foto digital, me imagino que su bolso se desfondaría...
Esa ciudad tiene una maravillosa sorpresa a cada paso, una imagen imborrable cada dos.

Nunca saqué tantas fotos como cuando estuve allí.

Qué ganas de tomarme un café en el Raggio o de pasear sin nada que hacer por el Greenwich...

Que lo disfrutes!

Ojaral dijo...

Supongo que lo que en verdad necesitamos no se vende en ningún lado. Una novia mía hubiera dicho que con el socialismo desaparecerán todas las neurosis y ya no tendremos vacíos que colmar con objetos inútiles. Pero nunca tomé en serio sus argumentos. En todo caso, lo que yo necesito, AHORA, YA, es conseguir "Un rudo invierno", de Raymond Queneau, en la edición de Destino. Ta agotado y no lo encuentro por ningún lado.
Saludos!

lupanar dijo...

Buenisimo texto, me encanto! El consumismo es así: lo único que nos da es la necesidad de querer algo más. Es como si los objetos nos tranquilizaran.
Saludos,
Lupe.

Alexis dijo...

Ay, Mary, usted de ciudad en ciudad, de compra en todos lados y yo yendo del trabajo al trabajo en casa y apenas pasando por el living para llegar a la cama. Un suficiente exceso de laburo acabó con mis horas y mis defensas, por lo cual no he podido escribirle. Me gustó su texto, me falta tiempo y energía para comentarla mucho más, discúlpeme, en breve me pondré al día.

Saludos

Anónimo dijo...

Es una mirada muy interesante sobre el consumismo, más psicológica que socio-económica.

El vacío debe ser llenado ...

Estoy de acuerdo con vos, es triste, muy triste

Siempre un gusto

Anónimo dijo...

hola

Mari Pops dijo...

es verdad Cacho, lo de la digitalidad pero yo igual me la ingeniaba antes. Ahora creo que tenemos todo servido y estamos marchitando "electronicamente" nuestra imaginacion, al menos en los medios
Sí, fantastica NY! el greenwich lo hice enterito pero no se donde queda el Raggio

Mari Pops dijo...

Lupanar:
No creo que los objetos nos tranquilicen, nos distraen como mucho, nos queman el tiempo, nos nublan la verdad solo por unos minutos.

Mari Pops dijo...

Boti
Y yo que quiero estar en casa e ir del living a la cocina. Dios le da pan al que no tiene dientes ya se.
Descanse, igual me alegro que tenga trabajo.

saludos desde el norte

Mari Pops dijo...

Ricardo
Gracias, sí yo tambien creo que es mas psicologico que socioeconomico.

El vacio, por naturaleza debe ser llenado. La mejor manera, el amor, y estos para los sensibles siempre escasea.


Usted:
hola

Mari Pops dijo...

Ojaral: claro que lo que necesitamos de verdad no se vende en ningun lado, ya quisiera, solo que a veces o siempre no lo sabemos y buscamos sin saber donde ni porque ni siquiera "qué".

No estoy del todo de acuerdo con las ideas de su ex novia. Las neurosis no son solo socioeconomicas, como dice Ricardo.

Proba para tu libro Amazon.com

Saludos

Alexis dijo...

Ahí voy, un poco más repuestito.

Sin dudas el vacío debe de ser llenado. Tan cierto como que lo que se necesita de verdad no se compra en ningún lado. Pero como lo que se necesita de verdad de verdad que es muy difícil de encontrar (o nos hacen/hacemos todo lo posible para que eso no sucede), el vacío se llena más fácil comprando. La (in)felicidad tiene cara de Coca-Cola y teléfono celular.

Uruguay es un paisito que yo sigo queriendo (hasta cuando me da náuseas y bronca y las dos cosas al mismo tiempo), pero lamentablemente la brecha entre “los que tienen” y “los que no tienen” es cada vez más notoria. Por eso, el gobierno implementó hace un par de años el llamado Plan de Emergencia, que muy criticado por muchos y algo defendido por otros (no es el tema aquí), consistía en suministrarle ayuda económica mensual a las familias más necesitadas (hablo de casas de cartón y de chapa, ojo). Esta ayuda se hacía en dinero efectivo a cambio de nada, y las personas favorecidas fueron muchísimas, cientos de miles. Apenas se puso en marcha el Plan de Emergencia, explotó la venta de celulares en el país. Las tres empresas de telefonía celular salieron con fuertes promociones a bajos costos que se les fueron de las manos como pan caliente. ¿Necesitaba toda esta gente un teléfono celular como medio de comunicación sí o sí? ¿Era algo fundamental de lo que se estaban privando? La verdad es que no. Pero ese aparatito les podía dar el rango de “persona”, podía hacerlos sentir que no estaba tan afuera, que el mundo no les rebotaba como las gotas en los techos de chapa, sino que los empapaba y abrazaba como a cualquier otro. Les daba unos minutos (vaya la ironía) de felicidad. El otro dato interesante es que en los barrios más humildes es donde más se da el consumo de Coca-Cola.

A veces dudo, no sé cuál es el huevo y cuál la gallina, si el consumismo hizo a la gente infeliz o si la infelicidad de la gente hizo el éxito del consumismo. Pero es cierto, mi querida Mary, lo esencial no se vende, pero como parece estar negado, es mejor comprar algo que se le parece (bien poco, pero se le parece).

Y si alguien piensa que mi ejemplo fue desafortunado, que no tiene nada que ver. Cambie los personajes, el país y el premio. Póngale superados yankees o rubios finlandeses (uno de los pueblos con más suicidios en el mundo) en Nueva York o en Hensilki, en un “Black Friday” o mirando el catálogo NOKIA con sus últimos modelos de celulares (que no sé cuáles son pero seguro distan a los que se vendieron gracias al Plan de Emergencia), y dígame, ¿qué cara tiene la felicidad?

Por lo pronto, prefiero seguir gastando mis zapatillas (que acá le decimos championes y más de un compañero no entiende que no tenga más que dos pares) buscando un rato más. Claro que en eso, alguna vidrierita me vicho, obvio.

Marina Judith Landau dijo...

Es verdadero y triste lo que has escrito. Estoy harta de ver gente desesperada por cosas que no le dan la más mínima felicidad, y dejan de lado las cosas importantes.
Sabemos que nada de eso nos va a hacer felices.
He pasado por perdidas económicas, y he tenido que empezar de nuevo, y de eso he aprendido que nada de lo material me da felicidad, ni siquiera seguridad...
He conocido gente muy pobre económicamente, con verdadera riqueza interior y auténtica felicidad. Y conozco gente que quiero mucho, y me llena de pena ver que con todo lo que tienen no calman nunca el vacío terrible dentro suyo... y lo que es peor, siguen sumando más cosas materiales desesperadamente y alejándose cada vez más de los otros seres...
La novia de Ojaral tendría razón en parte, ya que repartir mejor los tantos haría justicia y no morirían de hambre tantos por lo que pocos tienen de más... Pero el vacío que lleva al consumismo tiene que ver con otras cosas, no se le puede echar la culpa al sistema, está en cada uno de nosotros la elección, está en cada uno de nosotros mirar hjacia adentro, mirar al prójimo, mirar al espejo... y hacernos cargo.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Excelente texto y magnífica selección fotográfica. Nada menos Andy Warhol

elastichica dijo...

Mary -
Terrible lo que escribís.
Yo lo que necesito es tenerte más cerca, y eso no se vende en ningun shopping.

(también necesito mi iPhone. Es triste y nunca me importó ningun aparato electrónico pero el iPhone lo tengo hace unos meses y creo que no puedo vivir sin él. Espero nos e enojen tus nuevos lectores más eruditos...)

Anónimo dijo...

Me acorde de este texto de Maria Elena Walsh:
ORACION A LA PROPAGANDA

Me dijeron:
Señora, caballero,
Usted se lo merece,
desconfíe;
estimada mamá, fume perfume;
para el bebé automático repare;
brillantina,
botón,
no se equivoque;
es mejor una lata que sus párpados;
asómbrese de frío radioescucha;
venga mañana mismo;
¡pura seda!;
tiene la obligación para la barba;
pintando yerba mate con camiones.

Yo me di por unánime aludida
reina en mi condición de amada inmóvil
y a la vida salí sumisamente
para ser caballero,
bebé,
niña,
tímpano,
multitud,
hermafrodita,
fantasma de trajín,
suma de nadie,
pobre basura humana con bolsillos.

No quiero que me broten cuatro ruedas,
ni dar a luz relámpago envasado,
ni ser ociosa cabellera,
ni que mi soledad se planche sola.
No quiero que por arte de aspirina
mi alma desaparezca;
no quiero que voraces vestimentas
sean protagonistas de mi cuerpo;
no quiero hacerme cómplice de máquinas,
docenas,
precios,
tubos que me doten para siempre
de una felicidad de cartulina.

Quiero vestirme de papel de luna
y pasear con un río de la mano;
quiero comer tormenta,
beber las plumas de la primavera,
navegar tristemente por un océano de bellas artes,
vivir entre laderas que convengan
para guardar el humo envuelto en fuego.

Quiero desbaratar,
equivocar,
llorarme,
cometer escalofrío,
quiero no querer nada
y un buen día...
(¿cómo era, Dios mío, cómo era?)
sobre todas las cosas, ¡quiero basta!

Anónimo dijo...

Botija en championes

Hay vacios que no pueden ser llenados con facilidad. Ojala el "shopping" anestesiara mis vacios. No es asi.

A veces quisiera simplemente ir de compras, comprar un telefono celular y ser feliz. La vida me hizo, desafortunadamente, mas compleja.

El tema de la descompensacion entre ricos y pobres.... y sí queremos pertenecer.
Y ahora , aun con celulares, seremos mas los que nos sabemos quienes somos ni quien queremos ser.

confuso, no? yo me entiendo aunque necesitaria media hora , ningun cliente esperandome, y mas inteligencia para decir eficazmente lo que intento

un beso

Anónimo dijo...

Muy triste. Qué vacíos estamos si necesitamos llenarnos de tantas cosas inútiles...

¡saludos!

Anónimo dijo...

anonimo:

no me gusta el pop art. Warhol tampoco me genera nada, aunque debo reconocer que sobre consumismo nadie ironizo como él (artisticamente hablando, claro)

Alexis dijo...

Mary, el que crea que en la felicidad (en la vida, bah) dos y dos siempre dan cuatro, va a tener problemitas.

Y el que esté libre de consumismo que arroje su primer vale de compra.

Anónimo dijo...

boti

soy buenisima para los numeros.
2+2= un monton :)

Anónimo dijo...

Donde:
tiene razon y no puedo agregar mucho mas. Las neuronas no me lo permiten
Gracias por dejar siempre su opinion

Anónimo dijo...

Ela:
Como estas???
Ahora cuando se me pregunta que quiero para las Navidades me quedo en blanco. Y me da rabia. Cuando era chica tenia ilusion por los reyes magos, claro solo tenia una o 2 munecas.

yo tampoco te consigo
L

Juan,

hola que haces?

Alexis dijo...

Me encanta cómo le salen las cuentas, Mary.

Y claro que estoy de acuerdo con Donde, pero como opinión personal, no como sociedad. No tengo que andar diciendo de dónde vengo ni quiero tener que aclarar que no opino sólo desde mí, pero para que nos entendamos (que creo que usted, Donde y yo podemos entendernos muy bien), puntualizo que es importante no extrapolar la experiencia personal a toda lo sociedad porque, sencillamente, no es verdad. Yo puedo verla desde algún rincón, pero no puedo perder el plano aéreo, el que nos empata y muestra si vivimos en una zona densamente poblada o perdidos en el campo, en el desierto o en la selva. Cuando miro desde ahí, opino lo que opiné. La verdad es que, nos guste o no, la sociedad se comporta de determinadas maneras que son evidentes. Que, aunque nos moleste, es difícil no contaminarse de la conducta social que nos toca. Y por supuesto que hay gente así, como dice Donde, pero lamentablemente no son mayoría. De ser así este modelo social consumista no tendría cabida. El mundo no llora cuando yo estoy triste ni se mata de la risa cuando yo hago chistes. El mundo es el mundo y está bueno tratarle de zafar un rato, pero no podemos ignorarlo, es casi imposible. Y, honestamente, no creo que siempre “la elección esté en cada uno de nosotros”, creo que eso pasaría si en teoría todos tuviéramos las mismas posibilidades, y obvio que eso es una teoría nada más. No midamos a los demás con nuestra misma vara, puede que no alcance, puede que sea demasiado distinta.

Saludos desde la bobera que me caracteriza.

Mari Pops dijo...

J Ubeda

gracias por leer

Boti:
que elocuente esta, se ve que descansaste como yo lo voy a hacer ahora. Aca hace un frio.
Ahhhhhh y sí estoy de acuerdo con tooooodo lo que decis
otro beso

Alexis dijo...

Como que me copé, ¿no?

Bueno, descanse nomás. Yo acá tengo 25 grados y una humedad casi del 80%, hoy mi Montevideo se parece a su Buenos Aires (ambos queridos, claro).

Saludos

{ maría } dijo...

Hay cosas que no tienen precio, no se pueden vender, ni se pueden comprar. ¡son gratis por suerte!
También hay huecos que no se pueden llenar, ni tapar. Soledades.Miedos.Hay que recorrerlos, transitarlos, hasta poder quedarse ahí sin hacer nada. y disfrutarlo.
un placer leerte.
maría